Pieter Van Der Keere y Hessel Gerritsz (1615)

Música de fondo: Patrick de Arteaga

Avanzamos en nuestro viaje por la historia cartográfica con el mapa de los autores Pieter van den Keere (1571-ca. 1646) y Hessel Gerritsz (1581-1632). El plano está fechado en 1615 y tiene por título: Illustrissimo Domino D. Andreae Dalmada in Praeclara Artium Facultate Magistro et in Mathematicis Versatissimo… Hanc Tabulam Hispaniae, animo devotissimo in memoriam accepti beneficij.

Pieter van den Keere también conocido por su nombre latino de Peter Kaerius, nació en la actual ciudad belga de Gante en 1571. A los doce años de edad se trasladó con su familia a Londres por motivos religiosos. Allí, recibió formación como grabador de Joost de Hondt. Respecto a Hessel Gherrijtszoon van Assum, más conocido como Hessel Gerritsz, nació en Assum cerca de 1581 en la Holanda del Norte. Está considerado como uno de los más influyentes cartógrafos de la Edad de Oro (1570-1670) de la cartografía neerlandesa. Entre sus obras más importantes se puede citar un mapa mundial de 1612, en el que aparecía Australia, influyendo en representaciones francesas y holandesas de siglos posteriores. Un año después, publicó un mapa de Rusia encargado por el zar Teodoro II. La fama de Gerritsz hizo que fuera nombrado primer cartógrafo de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales (VOC), un puesto al alcance de pocos. Cabe destacar el viaje que realizó a las costas de Brasil y del Caribe para sus mapas de la descripción de las Indias Occidentales. Falleció en 1632 dejando atrás un gran legado cartográfico. Sus restos descansan en la Nieuwe Kerk de Ámsterdam.

El mapa se guarda en la colección; Mapas generales de 1615 de la Biblioteca Nacional. El grabado presenta unas dimensiones de 86 x 114 centímetros. Está dedicado por el autor al profesor de Matemáticas y Doctor en Teología Sacra de la Academia de Coimbra D. Andrea Dalmada. En el ángulo superior izquierdo hay una pequeña cartela que hace referencia a topónimos latinos como las ciudades de “Calagurris” (Calahorra) o “Cesar Augusta” (Zaragoza). Además, en una pequeña clave indica los Arzobispados, Obispados y Academias.

En el margen inferior, cerca del continente africano, aparece la inscripción “De primi Meridiani constitutione” en relación al meridiano de origen. Además, aparecen los márgenes graduados, la orientación con rosas de lis, el relieve por montes de perfil y sombreado, características que se observan en otros planos contemporáneos. Cabe destacar los escudos de los reinos de España y Portugal coronado por un león con espada, simbolizando el poder y la fuerza y la inscripción “Insignia Regnorum Hispaniae”. Bajo el animal, aparecen los escudos de distinos reinos con su nombre en una filacteria.

En el margen superior derecho se muestra la dedicatoria y el título del mapa, coronada con el escudo de D. Andrea Dalmada y dos ángeles que portan frutas y motivos bélicos. El mapa muestra gran cantidad de naves en actitud de enfrentamiento.

Aparece una gran toponimia, haciendo hincapié en las poblaciones de Portugal y Cataluña. Además, aparecen representaciones urbanas de mayor tamaño según la importancia del municipio.

Uno de los edificios característicos del entorno almanseño son las ventas. Las primeras referencias históricas que tenemos de ellas en nuestro término municipal datan de 1543 y pertenecen al mapa, ya visto en nuestra serie cartográfica, de Juan Villuga. Las ventas que recogen Villuga son la Venta del Puerto y La Venta. Esta última la identificamos con Venta La Vega al situarse entre los términos de Almansa, Taponet (Bonete) y Alpera. Sin embargo, en el mapa de Pieter van den Keere y Hessel Gerritsz solamente aparece La Venta. Como se ha explicado anteriormente, los municipios estaban representados por conjuntos de edificaciones según su importancia. De tal modo, en el topónimo de La Venta estas no aparecen. Esta característica era importante en el sistema de comunicaciones ya que los viajeros podían determinar su parada o descanso.

La Venta de la Vega se encontraba en un cruce de carreteras entre el Camino Real y el que se dirige hacia Alpera. La edificación tenía una doble función, por un lado, la agropecuaria y, por otro, la de hostelera. Esta condición de restauración la hacía diferente del resto de edificios rurales de la zona.

En el siglo XVII, la lentitud de las comunicaciones debido al estado de los caminos y a los medios de transporte las hacían fundamentales para los viajeros. Eran las estaciones de servicio de la época, que se complementaban con las posadas que se encontraban en el interior de los pueblos y ciudades.

Sin embargo, el paso del tiempo junto a la modernización de las vías y la aparición del ferrocarril hizo que entraran en decadencia y muchas de ellas desaparecieran. Hoy en día, en Almansa todavía existen algunas si bien han perdido su función hostelera excepto la Ventica.  De este modo, la Venta del Puerto es la que mejor conservada se encuentra a pesar de haber sido muy transformada. La Venta la Encina todavía permanece, aunque no presenta una buena conservación. El Ventorrillo o Casa de la Legua solamente conserva el aljibe. Por último, la Venta la Vega, la cual creemos que aparece en la cartografía de van den Keere y Gerritsz, presenta un estado ruinoso y solamente se distinguen algunas cuadras y cocheras.

Jose Ibáñez González – Historiador