Durante los siglos XV y XVI hubo un movimiento cultural en la Europa Occidental conocido como Renacimiento. La renovación afectó a las artes principalmente, pero también a otras disciplinas como las ciencias humanas y las naturales. El Renacimiento surgió a raíz de las nuevas ideas del humanismo que buscaba la sabiduría clásica. Del mismo modo, pensaban en sustituir el teocentrismo medieval por un antropocentrismo en el que el hombre cambiase la forma de observar el mundo. Los impulsores del Renacimiento se fijaron en el arte de la cultura clásica griega y romana. Su idea era recuperar los valores grecolatinos, más humanos y más preocupados por la visión de la naturaleza. Además, la imprenta supuso una gran revolución ya que posibilitó la rápida difusión de ideas por todo el occidente europeo y, más tarde, por el resto del mundo.
Esta breve introducción histórica nos permite conocer la obra de Girolamo Ruscelli (1504-1566). Ruscelli fue un escritor y cartógrafo italiano que desarrolló su trabajo principalmente en el país transalpino. Hombre de letras, en su búsqueda por las artes renacentistas, publicó en 1561 un mapa del matemático y geógrafo griego Claudio Ptolomeo (100-170) de su gran obra Geografía. La importancia de Ptolomeo radica en que con su obra nació la cartografía científica tal y como la conocemos hoy en día. En ella aparece la descripción geográfica junto a instrucciones para construir proyecciones cartográficas como grados y coordenadas. A pesar de que no se conservan manuscritos originales de Ptolomeo, existen diferentes copias posteriores. La obra Geographía se convirtió en un auténtico best-seller del Renacimiento. Fue una de las obras científicas más editadas durante los siglos XV, XVI y buena parte del XVII. De hecho, el mapa más antiguo que se conserva de España (incluido en la obra de Urbinus Graecus 82) se trata de una copia de la obra de Ptolomeo. Girolamo Ruscelli conocía la importancia de esta obra. De tal forma, la tradujo del griego al italiano para acercar el conocimiento a sus contemporáneos y reforzar esa visión humanística. Posteriormente, el mapa fue reeditado por Giordano Ziletti en 1574, así como por la edición veneciana de Melchior Sessa en 1598-1599.
El mapa “Nova Hispania Tabula” se puede datar durante el reinado de Carlos I. Consta de una visión de la actual península Ibérica, islas Baleares y la costa noroeste de África. En el marco exterior se muestran los grados y subdivisiones de 10’. Respecto al relieve, se aprecia una serie de perfiles de montañas abatidas. Los ríos y afluentes aparecen dibujados con una doble línea. Los ríos más importantes se muestran con su nombre, como por ejemplo Taio R: (río Tajo) o Gugiana R: (río Guadiana). En cuanto a las poblaciones, no se hace distinción de tamaño ya que todas aparecen señaladas con un pequeño círculo.
Las Tabulae Novae eran publicaciones de mediados del siglo XV y XVI que mejoraron la obra de Ptolomeo con nuevos y modernos conocimientos geográficos de diferentes partes de Europa. De esta forma, existen de Francia, Italia, Peloponeso y, en el caso que nos ocupa, de España. Este es el hecho por el que Almansa (Almasa) aparezca en la obra de Ruscelli de 1561. No pudo deberse a una traducción del griego puesto que nuestra ciudad no surgiría diez siglos después de la obra original de Ptolomeo.
Almansa, en el siglo XVI ya era una villa de importancia, su majestuoso castillo no dejaba a nadie indiferente. Tal es así, que el pintor Anton van den Wyngaerde, en su viaje por la península representó una panorámica de la villa de Almansa en 1563. Felipe II encargó al artista flamenco una serie de reproducciones de las principales ciudades de la monarquía hispánica. De este modo, el pintor quedó maravillado por la espectacular silueta del castillo y decidió plasmar la villa en un dibujo. De este modo, gracias a la reproducción, podemos conocer que Almansa en esta época ya no poseía murallas bajomedievales, aunque si contaba con muros de tapial o mampostería que servían para cerrar las huertas que se situaban en el perímetro urbano. En el cerro del Águila, al igual que hoy, destaca el castillo, en el cual aparecen elementos hoy desaparecidos como la torre de la muralla oriental o el bastión central de la torre del homenaje. Además, se pueden observar los monumentos más elevados de la localidad. Así, en el centro, se observa la iglesia mayor de la población. En segundo término, aparece la vieja iglesia de Santa María. Entre estas dos edificaciones existe una pequeña torre que podría tratarse del antiguo ayuntamiento donde se reunía la corporación municipal de la época.
El estilo de la panorámica de Almansa presenta un trazo rápido, a modo de boceto. Con estos dibujos, el autor perseguía reflejar los elementos más característicos de la silueta de la población. Gracias a su trabajo, contamos con una fuente excepcional que nos permite conocer como era nuestra ciudad hace cinco siglos.
José Ibáñez – Historiador