El cartógrafo flamenco Gerardus Mercator decía que “los mapas son los ojos de la historia”. El ser humano, a lo largo de la historia, ha ido conociendo y ampliando territorios para entender la forma de la Tierra y su relación con ella.
El mapa más antiguo que existe en la actualidad es una tablilla babilónica que data del siglo VI a.C. Unos siglos después, en Grecia, aparece el mapa de Anaximandro realizado con criterios más científicos. Su particularidad radica en que pretende establecer la proporción del mundo conocido.
En el siglo II a.C. aparecerá la obra Geographia del geógrafo griego Ptolomeo. Está considerado el padre de la cartografía moderna ya que por primera vez muestra las latitudes y las longitudes. Su sistema será utilizado a lo largo de la historia por otros geógrafos. A pesar de que los mapas originales nunca se encontraron, existen reproducciones de la obra Geographia de siglos posteriores.
En la Edad Media, los cartógrafos musulmanes publicaron diferentes tratados y libros sobre la geografía de los continentes conocidos. El más afamado fue el ceutí Al-Idrisi, que publicó el mapamundi Tabula Rogeliana, en honor al rey Roger de Sicilia. En sus mapas, introducirá innovaciones cartográficas como la situación de ciudades y la representación de montañas, mares y ríos. Estas novedades serán utilizadas en siglos posteriores.
En 1569 la cartografía sufrirá una revolución gracias a Gerardus Mercator y su proyección geográfica. Está basada en una proyección de un cilindro tangente al ecuador esférico. De este modo, preserva la escala de las formas de los objetos pequeños, aunque distorsiona el tamaño de las formas grandes. La proyección de Mercator no es totalmente fiel a la realidad por la forma geoide de la Tierra. Sin embargo, es unas de las más aceptadas hoy en día ya que guarda las formas de los continentes, pero no sus dimensiones.
El siglo XVI será de gran trascendencia para la historia de España. Tras los Reyes Católicos y su Unión Dinástica, le seguirá la gran expansión territorial de los primeros Austrias. Si bien, la organización no será fácil, pues el Reino de Castilla, la Corona de Aragón, Navarra, el Reino Nazarí de Granada y la Corona de Portugal, eran entidades políticas diferentes con sus propias leyes, lenguas y monedas entre otras.
Durante este siglo se dejará atrás el concepto medieval y comenzará una nueva etapa en la historia, conocida como Edad Moderna. El fin de los territorios musulmanes en la península y la colonización de América marcarán una nueva política de los monarcas. Además, las relaciones entre los nobles y los reyes cambiarán en beneficio de estos últimos, instaurando una Monarquía Autoritaria en la que tendrán más poder económico y religioso. El poder de Carlos I y de su hijo Felipe II será de tal magnitud que dominarán la política europea de todo el siglo XVI convirtiéndose en la primera potencia mundial.
La cartografía será fundamental para el conocimiento de los descubrimientos de América y del océano Pacífico. La gesta más destacada de la navegación del siglo XVI la realizaron los exploradores Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano que, entre 1519 y 1522, dieron la primera vuelta al mundo al servicio del rey Carlos I. Cabe mencionar la primera representación de América realizada por el marino cántabro Juan de la Cosa en 1500. En él, muestra las tierras descubiertas hasta finales del siglo XV por los castellanos, portugueses e ingleses en el nuevo continente.
El siglo XVII será una época marcada por una crisis general y un estancamiento de la población en el continente europeo. Las causas se tienen que buscar en las guerras seculares, la migración a América, epidemias, pestes y la expulsión de los moriscos de la península.
La decadencia de la Monarquía Hispánica de los Austrias Menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II) se verá reflejada en los mapas ya que las obras realizadas por los cartógrafos españoles serán escasas. Las representaciones de la península Ibérica que aparecen se deberán a los atlas que se publican en Europa. Sin embargo, hay que destacar la obra de los neerlandeses Willen Janzsoon Blaeu y Jodocus Hondius, con el primer mapa orlado de la península Ibérica. Además, el portugués Pedro Teixeira publicará en 1634 su magnífico Atlas de las costas españolas encargado por el rey Felipe IV.
José Ibáñez – Historiador