El mapa pertenece al grabador de origen neerlandés Cornelis Danckerts (1603-1656). Nació a principios del siglo XVII en Ámsterdam. Se dedicó a la impresión entre 1628 y 1656, iniciando una importante dinastía de grabadores. Entre los años 1633 y 1656 publicó un plano cartográfico bajo el título Nova et Accurata Regnorum Hispaniae descriptio.
Es un bello e importante mapa mural que presenta unas dimensiones de 109 x 124 centímetros. Es el único ejemplar catalogado que se conserva. En la parte central del margen inferior aparece una nota explicativa referida a los topónimos. De este modo, aparecen los nombres antiguos en mayúsculas y los modernos en minúsculas.
Aparece el relieve por montes de perfil y sombreado. También muestra el arbolado y la red hidrográfica. La toponimia es escasa excepto en Cataluña, Valencia, Galicia y el norte de Portugal.
En el margen inferior derecho aparece una cartela coronada por un león que sostiene una espada en su mano izquierda. A su alrededor se muestran los escudos de la Corona Española sostenido por un león y un grifo. Además, existen una serie de dibujos como las embarcaciones, un combate naval y un monstruo marino. Por último, aparece en el norte de África una pareja de leones y tres leopardos que simbolizan la fuerza.
El siglo XVII será una época marcada por una crisis general y un estancamiento de la población en el continente europeo. Las causas se tienen que buscar en las guerras seculares, la migración a América, epidemias, pestes y la expulsión de los moriscos de la península. Almansa no será menos y, a mitad de siglo, algunas zonas quedarán despobladas. El 4 de enero de 1647, se trasladó la Casa Consistorial al pósito o granero municipal situado en la plaza de San Agustín. Sin embargo, la plaza de la Casa Grande seguía siendo la principal. En un padrón fechado entre 1665-1666, Almansa contaba con 755 vecinos o cabezas de familia. Se distribuían en 25 calles siendo las más importantes: la calle del Campo, San Sebastián (Aniceto Coloma), la plaza de la Iglesia y la Corredera (según Pereda Hernández).
En cambio, en el siglo XVIII se producirá un incremento demográfico en Almansa. La población doblará sus habitantes, pasando de 1.040 vecinos (4.680 habitantes) en 1755 a 6.070 habitantes en 1786. El crecimiento urbano girará en torno al sector occidental ya que las inundaciones de la Rambla en el siglo XVI así lo aconsejaban.
José Ibáñez – Historiador