Giovani Francesco Camocio (1566)

Música de fondo: Patrick de Arteaga

Esta ocasión, viajamos al país transalpino para conocer la obra del italiano Giovanni Francesco Camocio. Entre sus ocupaciones, destacaron las de cartógrafo, editor e impresor. Su importancia radica en que a partir de 1558, compuso “Isole famose porti, fortezze, e terre maritime sottoposte alla Ser.ma Sig.ria di Venetia, ad altri Principi Christiani, et al Sigor. Turco, Venecia, alla libraria del segno di S.Marcouna” una serie de mapas con ciudades e islas del mar Mediterráneo con gran complejidad, siendo una obra pionera en su momento. Además, la edición muestra las vistas de diferentes ciudadelas y fortificaciones. Entre ellas, destacan algunas batallas entre cristianos y otomanos, como el asedio de estos últimos en Chipre en 1570 o la batalla de Lepanto en 1571. Se publicaron en varias ediciones desde 1571 a 1574.

Camocio falleció probablemente a causa de la peste en 1575 en la ciudad italiana de Venecia. Su trabajo influenció a otros autores como T.Porcacchi (1572) y S. Pinargenti (1573).

Respecto al mapa de la península Ibérica (1566), el trabajo de Camocio está inspirado en el realizado Vincentius Luchini. Bajo el título de “Totius Descriptio Hispaniae”, presenta unas dimensiones de 43 x 58 cm. Entre sus características se puede destacar la orientación de la rosa de lis en nudo de 32 rumbos. Tiene los márgenes graduados y muestra los montes de perfil y sombreado. Hace un gran trabajo con el arbolado y la hidrografía. Asimismo, el mar se representa con un fino punteado. Las ciudades, al igual que veíamos en otros mapas, se representan por conjuntos de edificaciones según su importancia.

En el margen inferior derecho aparece la siguiente descripción: Hispania q[uae] et iberia in Ulteriore[m] dividit ac citeriorem, illa p[ro]vincias co[n]tinet, castiglam, bethicam, q[uae] nunc andaluzia[m], cantabriam seu vizcaia[m], Navarra[m], asturias, et lusitania[m], portione[m] q[uae] nunc portogal hec nemp[] citerior q[uae] tarraconensis pars est, et co[n]tinet regna aragone[m], valentiam[] catalauniam». En el margen opuesto aparece un gran escudo de la Casa de Austria sobre un águila bicéfala y flanqueado por las columnas del escudo heráldico español y el lema “Plus Ultra”.

En 1566, Almansa ya era una importante villa en la que destacaban una serie de edificios ubicados en torno al castillo y a la actual plaza de Santa María. Sin embargo, debido a su expansión por el llano, una de las mayores preocupaciones para el concejo almanseño era el paso de la rambla de Las Hoyuelas por el casco urbano. La rambla, de la que hoy en día sigue manteniendo su nombre (Rambla de La Mancha), era un grave problema para una población que temía la crecida por las precipitaciones. De este modo, en 1566 el ayuntamiento ordenó ejecutar una serie de obras para evitar la fuerza con la que accedía a la villa almanseña. Las obras fueron encargadas a Juanes de Segura, el maestro que desde 1558 se encargaba de la construcción de la iglesia de la Asunción.  De Segura construyó un dique de contención y excavó la llamada Rambla Nueva que desviaría las aguas a otras zonas.

Tras la construcción del dique, la población almanseña pensó que el peligro ya había pasado. No obstante, la mañana del 25 de mayo de 1570 una gran tormenta se acercaba hacia la población. Las fuertes lluvias que ese día cayeron en Almansa provocaron la rotura del dique del maestro Juanes de Segura y la consiguiente destrucción de más de 40 casas y la pérdida de diferentes enseres, ropas y cultivos por un valor cercano a los 50000 ducados. El pueblo almanseño ordenó al concejo que limpiasen la plaza pública y que tomasen medidas ya que serían los responsables en caso de no hacerlo. El ayuntamiento movilizó a todos los maestros y personal de albañilería para que retirasen los escombros y apuntalar algunas casas.

Tras el desastre vivido durante la festividad del corpus, se reconstruyó el dique y otras defensas como elevaciones y muros. Así pues, el pueblo de Almansa pudo vivir unos años de tranquilidad hasta 1580…

JOSÉ IBÁÑEZ – HISTORIADOR